Asimismo, el médico puede recomendar la realización de pruebas de diagnóstico con imágenes cerebrales, tales como resonancias magnéticas, tomografías computadas o ultrasonidos. En algunos casos, estas pruebas pueden ayudar a identificar la causa de la parálisis cerebral.
La enfermedad puede ser diagnosticada precozmente en bebés con riesgo elevado de sufrir parálisis cerebral, en especial los nacidos prematuramente con complicaciones como hemorragia intracraneal (hemorragia dentro del cerebro) y problemas pulmonares graves. Estos bebés deben ser controlados detenidamente desde el nacimiento y se deben evaluar su desarrollo y tono muscular de manera periódica. Un médico, como un pediatra o un especialista en desarrollo o en neurología, puede evaluar o determinar si un niño se está desarrollando adecuadamente.
Para el bebé nacido a término sin factores de riesgo para la parálisis cerebral, el diagnóstico de la enfermedad durante el primer año de vida puede ser difícil. El retraso en hitos normales del desarrollo, como tomar los juguetes a los 4 meses o sentarse a los 7 meses, podrían ser señal de parálisis cerebral, al igual que el tono muscular anormal, movimientos mal coordinados y la persistencia de reflejos infantiles (como el reflejo de Moro o reflejo de sobresalto) más allá de la edad a la que deberían desaparecer. Si estos hitos del desarrollo sólo están levemente retrasados, no se llegará al diagnóstico de parálisis cerebral hasta que el bebé tenga de 12 a 15 meses, o más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario